Una alimentación sana y balanceada incluye una cierta cantidad de fibras. Esto es importante para el buen funcionamiento de nuestros intestinos que son los que absorben todos los nutrientes. Las frutas y los vegetales son los grandes portadores de este ingrediente, además de ser importantísimos para el cuerpo.
Sin embargo, hay momentos en que quizás no sea conveniente ingerir alimentos con fibras. ¿Significa esto que no debemos comer frutas? ¿Hay frutas sin fibras? En este artículo conocerás algo más acerca de las frutas y, también, de las fibras.
Frutas con mucha fibra
Tanto las frutas como las fibras son indispensables para nuestra salud. La primera es rica en la segunda.
Dentro de la variedad, existen frutas con mucha fibra y otras con algo menos de este importante componente vegetal. Pero, antes de entrar en el tema de las frutas, ¿te has preguntado qué son las fibras, cuál es exactamente su función en nuestro cuerpo y de qué enfermedades nos protegen?
Vayamos por partes. Qué son las fibras. Resumidamente diremos que éstas son tejidos vegetales que, al ser ingeridos, no pueden ser absorbidos por nuestros intestinos y, por este motivo, pasan directo desde la boca hasta el final sin ser desintegrados. La fibra hace el recorrido completo y sale tal como entró.
Y… ¿en qué nos benefician entonces las fibras?
Las fibras cumplen una función de la cual derivan beneficios inimaginables. Por el mismo hecho de que recorre todo nuestro intestino y por sus características, ésta literalmente barre y empuja los restos de heces que puedan estar adheridos o atascados en los intestinos.
Intestinos limpios funcionan mejor: se evitan enfermedades del colon (incluyendo cáncer) y, también, enfermedades del sistema cardiovascular.
Aquí tienes derecho a preguntar: ¿qué tiene que ver el intestino con el corazón y el sistema circulatorio?
Tiene muchísimo que ver y está relacionado con las fibras, el hígado y el colesterol. Vamos a intentar explicarlo brevemente.
Si las heces se acumulan o permanecen mucho tiempo en el tracto intestinal, las bacterias en ellas contenidas comienzan a producir unas toxinas. Estas toxinas son absorbidas por el intestino y enviadas al torrente sanguíneo. Dado el peligro que ellas representan para el cuerpo, el hígado se ve obligado a actuar.
Su acción consiste en producir nada más y nada menos que colesterol: éste tiene la cualidad de neutralizar esas sustancias tóxicas. Es por ese motivo que aquellos que no consumen fibras de manera habitual, sufren de colesterol alto. Sabemos que el colesterol afecta seriamente el sistema cardiovascular.
Incluso, aquellos que no consumen grasas, pero tampoco fibras, siguen con un nivel alto de colesterol. Esto podría ser engañoso para el desprevenido. Y este desconocimiento o falta de observación en cuanto al consumo de fibra se presenta en ciertos médicos que se basan en estudios antiguos (años 40’).
De esta manera, si se ha observado colesterol en tu sangre, puedes evitar todas las grasas del mundo, pero el colesterol seguirá en aumento mientras no comas fibras, ya que él intenta contrarrestar las sustancias tóxicas que las heces estancadas producen en tu intestino.
Por otra parte, la fibra evita la apendicitis, por el mismo motivo: no permite que se estanquen las heces. Evita la obesidad porque genera sensación de saciedad y evitando que el cuerpo absorba exceso de carbohidratos, ya que logra que las sustancias que engordan pasen rápidamente sin ser absorbidas.
Las fibras cambian favorablemente el funcionamiento o mecanismo fisiológico de los intestinos.
Y, volviendo al tema inicial, la mayoría de las frutas contienen mucha fibra, aunque hay otras con menos cantidad. Entre las que son ricas en este elemento tenemos: la piña o ananás, las manzanas, los cítricos en general, las uvas, fresas, frambuesas, moras, albaricoques, durazno, coco y ciruelas.
También los higos, aguacates, peras, papaya, guayaba… Todos ellos saludables, ricos en vitaminas y minerales.
Si necesitas una limpieza intestinal constante (todos la necesitamos diariamente), no dudes en consumirlas en desayunos, almuerzos y cenas, al finalizar tu comida para que el barrido sea efectivo.
Frutas bajas en fibra
Luego de la explicación anterior, queda clara la importancia de comer frutas con mucha fibra.
Sin embargo, existen casos en los que el médico puede indicar una dieta con muy poca fibra. Y, para no descontinuar un hábito alimenticio saludable y a la vez acatar las órdenes del especialista, debemos seleccionar aquellas frutas bajas en fibra.
Esta labor es especialmente difícil ya que una de las características de las frutas es su alto contenido de este material limpiador. Pero intentando ingerir la menor cantidad de este, veamos cuáles son las frutas con menos fibra posible.
Entre ellas podemos mencionar la banana o plátano y el melón, como frutas frescas. Pero también podemos optar por frutas ya preparadas como las enlatadas pre-cocidas, sin semillas ni piel. Así mismo los jugos de frutas sin su pulpa.
Por otra parte, en el mercado podemos conseguirlas en conserva, sin piel ni semillas, y compotas.
Esta dieta baja en fibras es recomendada normalmente para aquellas personas que estás sufriendo de diarrea, ya que la fibra tiende a favorecer mucho la evacuación. Sin embargo, es importante que se identifique la causa de la diarrea y no tratar de eliminarla, pues ella es un síntoma de que algo ha afectado los intestinos.
Toma en cuenta que la diarrea es un proceso del cuerpo para limpiar los intestinos, labor que en condiciones normales realizan las fibras. Por lo tanto, una diarrea puede ser síntoma de alguna enfermedad causada precisamente por la acumulación de heces.
Es decir, consecuencia de no comer regularmente tu ración de fibras.
Frutas sin fibra
Como ya hemos visto, las frutas pueden tener mucha o poca fibra, pero todas ellas la contienen. Es decir, frutas sin fibra no existen. Pero sí existen otros alimentos que no la contienen en absoluto.
Si te estás preguntando ¿cuáles son los alimentos sin fibra? A continuación te enumeramos algunos de ellos.
Principalmente debemos mencionar aquellos productos hechos con harinas refinadas como pan blanco, galletas de soda, pasteles y tortas. Así mismo, el arroz blanco no contiene fibras.
Existen otros alimentos no industrializados y en su estado natural que tampoco contienen fibras. Tal es el caso de los huevos, las carnes tanto de aves como de vacuno o cerdo y el pescado. Tampoco la leche ni sus productos contienen fibras. El yogurt, sin frutas y sin cereales, no contiene esta sustancia.
Si el médico te ha indicado por algún motivo una dieta sin fibra, esos son los alimentos que deberías consumir. Pero ten en cuenta que la fibra es de suma importancia, por lo cual te invitamos a que busques la opinión de otro especialista.
Uno de los daños intestinales que generó cierta confusión durante el siglo XX fue la diverticulitis. Dicha confusión llevó a los médicos a recetar una dieta sin fibra para diverticulitis. Este error costó la salud de muchísimos pacientes ya que su enfermedad empeoraba hasta llevarlos a una condición realmente grave.
¿En qué se equivocaban los médicos? Para responder esto, primero conozcamos qué es la diverticulitis.
Ésta es la inflamación de los músculos del intestino grueso (llamados divertículos) y que se encargan del movimiento intestinal para “empujar” las heces hacia su salida.
La diverticulitis comienza con la diverticulosis que se presenta cuando pedacitos de heces seca se introducen entre los pliegues de los divertículos, obstruyéndolos y no permitiendo su correcto movimiento.
Con el fin de que ese sistema se mantenga sano debe haber sincronización de estos músculos con el fin de ir empujando. Para esto, las heces deben tener una contextura idónea (sin sequedad), que no raspen los músculos o divertículos, si no es así, éstos se irritan.
Igualmente, debe haber un tránsito rápido de las heces ya que, si permanecen mucho tiempo en los intestinos, éstas se resecan e irrita los divertículos del intestino. Cuando la dieta no tiene fibra, las heces no son suaves, propiciando la diverticulosis y la posterior inflamación: diverticulitis.
La función de las fibras es evitar la primera etapa.
¿Y por qué para combatir la diverticulitis los médicos recetaban alimentos sin fibras? Porque pensaban erróneamente que las fibras, en su proceso de “raspado” irritarían aún más los intestinos. Pero los pacientes no sabana nunca. Muchos casos degeneraron en cáncer de colon.
Ya en la década de los años 60’, luego de investigaciones realizadas en Inglaterra, algunos médicos, muy criticados por cierto, comenzaron a dar fibra a los pacientes. Los resultados arrojaron un 88% de mejoría, sin fármacos ni intervenciones quirúrjicas y con el mínimo riesgo.
Hoy en día un número creciente de médicos prescribe una dieta rica en fibra para el tratamiento de diverticulitis.
Los síntomas de la diverticulitis son: náuseas, ardor del estómago, excesiva presencia de gases, hinchazón y presión del vientre, graves dolores abdominales, estreñimiento, incompleto vaciado del recto e hipersensibilidad rectal.
Si presentas estos síntomas, no lo dudes: consume fibras, sobre todo frutas con mucha fibra.
Y, si te han ordenado una colonoscopia, no suspendas las fibras. La colonoscopia consiste en la introducción de una sonda que llegue al colon, para observar directamente cuál es el problema intestinal que presenta un paciente. Es una endoscopia del colon.
Algunos consideran, equivocadamente, que una dieta de frutas sin fibra para colonoscopia es conveniente para poderse someter a una colonoscopia. Eso es absurdo ya que, antes de la colonoscopia, los médicos realizan un lavado intestinal. Entonces no es necesario que suspendas la ingestión de frutas.
En conclusión: las fibras son parte fundamental de nuestra alimentación. Todas las frutas en mayor o menor grado la contienen. No existen frutas sin fibra. No las excluyas de tu dieta si quieres mantener sanos tus intestinos y tu organismo en general.
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