Ruinas Incas
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Mucha ha sido la polémica que se ha generado en los últimos años entorno a las ruinas incas. Su imponente arquitectura denota un alto conocimiento de la ingeniería de la construcción, logros arquitectónicos que aún hoy en día son difíciles de reproducir.

Sin embargo, ahí están como testimonio de una civilización considerada el más grande imperio de la América, conjuntamente con las culturas maya y azteca.

Conozcamos un poco sobre sus monumentos, sus templos y ciudades perdidas.

Monumentos incas

Los monumentos incas son muy interesantes, según los datos que podría dar el llamado carbono 14, utilizado por la ciencia arqueológica para determinar la edad aproximada de unas ruinas, los monumentos incas habrían sido construidos a partir del siglo 13.

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Esto significa que esta civilización se inició entre el año 1200 y 1300 después de Cristo, se desarrolló entre los años 1400 y 1500 para desaparecer como imperio luego de 1538, con la invasión de los conquistadores.

Sólo unos cortos 200 años para erigir monumentos impresionantes y luego desaparecer con toda su espectacular ingeniería. Difícil de creer, pero eso dice la arqueología.

Existen opiniones divergentes entorno a la arquitectura inca: ¿son estos monumentos incaicos o pre-incaicos? Estos últimos serían representantes de una civilización previa a los incas, incluso considerada por éstos como “ancestral” para ellos. El carbono 14 parece no ser cien por ciento fiable.

Entre los más importantes, obligatorio es mencionar al más popular: Machu Picchu, considerada la más hermosa entre la arquitectura inca.

Escondida para todos por siglos, Machu Picchu es imposible de ser divisada desde abajo. Quizás por este motivo, los conquistadores españoles nunca dieron con ella, hasta 1911, año de su descubrimiento.

Se ha pensado de ella que es la “ciudad perdida de los incas”. Pero, como veremos más adelante, existe otra ciudad inca que dejó de estar “perdida” recientemente.

Otro de los monumentos incas de relevancia es la ciudad de Cuzco, capital del imperio.

Ciudad clave y estratégica para los incas, Cuzco consistía en una plaza central de la cual partían cuatro caminos orientados hacia los puntos cardinales, uniendo así las cuatro partes del imperio. Sus construcciones fueron arrasadas por los españoles, quedando algunos muros de piedra que evidencian la perfección de esta tecnología.

El mayor templo de Cuzco es el llamado o Casa del Sol en el lugar sagrado de Koricancha, presuntamente recubierto de oro, al momento de la llegada de los conquistadores. También para el caso de Cuzco, la tradición oral popular asegura que fue construida mucho antes del imperio incaico.

A menos de un día de camino a pie desde Cuzco, se encuentra Huch’uy Qusqu “Pequeño Cuzco”, con una gran cantidad de construcciones de piedra con la misma tecnología perfecta que encontramos en Machu Picchu y Cuzco.

Y, en las montañas encima de Cuzco, impera  Sacsayhuaman, la cabeza, que junto a Cuzco y su plaza central que sería el vientre y al río Tullumayo, que representa la columna vertebral, dibuja a un puma: símbolo de la dinastía inca. Gigantescas piedras forman una de sus murallas, representando los dientes del animal.

Sacsayhuaman, junto a Machu Picchu, es considerada la más grande y colosal de las estructuras incaicas. Sus inmensas rocas, perfectamente talladas que pueden pesar más de 300 toneladas están unidas con la misteriosa tecnología que no permite ninguna mínima separación.

Pero quizás uno de los monumentos más intrigantes de la civilización inca o pre-inca sea Moray: una suerte de “laboratorio agrícola”, según suponen los arqueólogos, debido a sus curiosas características.

En este monumento se observa, dentro de un valle, unos inmensos de círculos concéntricos, donde entre el círculo superior y el inferior existe una diferencia de altitud de más de 200 metros que permite el cambio de temperatura y, por lo tanto, el cultivo de especies muy distintas.

Según una antigua leyenda, luego del diluvio, cuando las aguas comenzaron a retroceder, apareció una isla en el Titicaca. Se trataba de la que luego recibiría el nombre de Isla del Sol, otro de los monumentos incaicos.

Al sur del lago, esta isla es considerada el lugar del nacimiento de Inti, el Dios Sol, y en ella fueron construidos diferentes templos sagrados como lo son el laberinto de Chincana y la llamada Roca Sagrada.

Una interesante ciudad que aún mantiene sus cuadras y muros casi intactos, es  Ollantaytambo, escenario de una batalla entre incas y conquistadores. En tiempos del imperio ancestral, funcionó como posada y lugar de aprovisionamiento de los viajeros.

Hoy en día mantiene esa función para aquellos que van y vienen de sus paseos turísticos a Machu Picchu.

En sus tiempos fue una ciudad muy bien planificada, con todos los servicios de la época, baños, agua potable que corría y se distribuía a lo largo de las calles, casas y cuadras perfectamente diseñadas. En fin, envidiable hoy en día.

Muchas otras ruinas incas podrían ser mencionadas como Wiñay Wayna, en el Camino Inca, con casas y terrazas para siembra; Choquequirao, con sus inmensas escaleras de 180 terrazas, muy parecida a Machu Picchu, pero aún por terminar de ser descubierta.

Estas entre muchas otras ruinas y monumentos que dan fe de una cultura cuya tecnología y capacidades estaban por encima de lo que humildemente, y con todo respeto decimos, se podría suponer de los ancestros amerindios.

Ruinas aztecas

Otra de las culturas amerindias que dejó importantes testimonios de su existencia fue la azteca. Entre las más prominentes y, para muchos, misteriosas de sus ruinas están las pirámides.

Si no lo sabías, existen más pirámides en Centroamérica que en el mismo Egipto. Y, según lo que registra la arqueología, estas no fueron construidas exactamente por los aztecas sino por una misteriosa civilización anterior, aproximadamente tres mil años antes.

Entre las pirámides más importantes se encuentran: la de Cholula, la Gran Pirámide, la Pirámide de la Serpiente Emplumada, la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna.

Las ruinas de Teotihuacán, testimonio de una de las ciudades más importantes de las culturas ancestrales, albergan las esplendorosas pirámides del Sol y la Luna y otros monumentos arqueológicos como La Calzada de los Muertos, el Templo de Quetzalcoatl y la Pirámide de la Serpiente Emplumada.

La Gran Pirámide se encuentra en Tenochtitlán, ciudad sobre la cual se construyó la ciudad de México. Fue esta otra de las ciudades precolombinas construidas con mucha precisión, matemáticamente diseñada, con todos los servicios de agua potable y vialidad, que asombra hoy día.

Otro monumento azteca interesante y polémico es La Piedra del Sol o Calendario Azteca, construido sobre una sola piedra y con un peso de más de 20 toneladas.

Ruinas mayas

Frecuentemente se tiende a confundir la cultura azteca con la maya, pero no son lo mismo las ruinas mayas que las aztecas por ejemplo. Quizás se deba a que ambas se desarrollaron en México, sin embargo, la diferencia principal es que se sucedieron en distintas épocas.

Los mayas existieron desde antes de Cristo y su desarrollo se sitúa aproximadamente por los años 900 después de Cristo. Mientras que los aztecas son mucho más recientes: su rastro más antiguo se ubica en 1325 de nuestra era.

Sí llegaron a coexistir, sin embargo, cuando los aztecas estaban en su esplendor, los maya habían casi desaparecido como imperio.

En los últimos tiempos, la cultura maya ha sido objeto de atención por parte de diferentes disciplinas, no precisamente arqueológicas o históricas. Su famoso Calendario Maya, uno de los legados más misteriosos de la ancestralidad amerindia, ha sido relacionado con el fin del mundo y con la llegada del Tiempo del No-Tiempo.

Pero, más allá de esta polémica, las ruinas mayas también son testimonio de un increíble desarrollo tecnológico, cuyo ejemplo principal lo tenemos en una de las Siete Maravillas del Mundo: el Templo de Kukulcán, ubicado en la maravillosa ciudad de Chichén Itzá.

Esta ciudad prehispánica contaba, no sólo con urbanismos aun bien conservados, sino con otros templos, comercios y canchas deportivas.

Así mismo, dentro de las ruinas mayas, podemos mencionar las zonas arqueológicas de Palenque y Tulum. El primero, emplazado en la llamada “Lakam Ha”, que se remonta hacia el año 2.500 a. C. La segunda, que contiene la ciudad de Zamá, con sus murallas.

Así mismo, debemos mencionar, la Zona Arqueológica El Tajín, con su pirámide, ricamente decorada; Uxmal con los rostros de Chaac y la Pirámide del Adivino; y Xcaret, ciudad mercantil, desarrollada hacia el año 100 de nuestra era.

Ciudades incas perdidas

Han sido muchas las leyendas sobre ciudades incas perdidas. Machu Picchu es una de ellas. Pero también lo es Choquequirao, considerada uno de los grandes misterios de este imperio prehispánico.

Sin embargo, recientemente, en octubre de 2017 un grupo de expedicionarios encontró, en la selva de Cusco, las ruinas de una ciudad inca.

Lo interesante de esto es que, al permanecer escondida en la selva, esta ciudad estuvo a salvo de saqueadores, por lo cual conserva todos sus elementos intactos que podrán dar información a los arqueólogos. Viviendas, paredes completas y grandes terrazas se mantienen en pie.

Rápidamente la noticia corrió: “es Paititi, la ciudad perdida”.

La leyenda de Paititi nace desde que Atahualpa es hecho prisionero por Pizarro. Como la historia lo señala, el conquistador español pidió rescate al pueblo inca para liberar a su gobernante: todo el oro que se pueda recabar y que llene una habitación completa.

Se dice que parte importante de ese oro fue escondido en una ciudad llamada Paititi. Desde entonces, muchos fueron los aventureros que se dieron a la búsqueda de esta ciudad perdida, pero sin éxito.

Lo cierto es que las grandes extensiones selváticas de Centro y Sur América, aún inexploradas, esconden misterios. Ruinas, templos, pirámides ya conocidas nos indican que hay más.

En todas las culturas indígenas de este continente se habla del gran diluvio que destruyó una gran civilización. Los monumentos y ruinas de tecnología impresionante así lo insinúan.

Y las leyendas lo complementan: junto a Huitzilopochtli, los mexicas salieron de Aztlán (¿Atlántida?) en busca de la tierra prometida, quizás después de la gran inundación.

 


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